Tabla de Contenidos
- 1
- 2 1. Recursos y fuentes académico-científicos
- 3 1.1. Planteamiento técnico de los términos de búsqueda
- 4 1.2. Herramientas de búsqueda
- 5 1.3. Las “redes sociales académicas”
- 6 1.4. La bibliografía
- 7 2. Producción y divulgación científicas
- 8 2.1. Congresos, simposios y seminarios
- 9 2.2. Publicación en revistas especializadas
- 10 Conclusiones
- 11 Cierre del curso
- 12 Bibliografía
1. Recursos y fuentes académico-científicos
Al emprender un proyecto de investigación científica es necesario consultar la literatura científica existente al respecto. Insistimos en la importancia de contar con un marco teórico de referencia consistente y estar al corriente de la investigación en el campo de interés y de sus principales resultados (Izquierdo, 2018b, p.21 y ). Para todo ello es necesario consultar fuentes adecuadas y documentarse. Cuando se desconoce un campo de conocimiento y/o se es neófito en el mundo de la investigación, esta tarea puede resultar muy abrumadora y significar un desgaste innecesario que irá en detrimento de la fase empírica que, como ya se ha comentado, constituye la parte “determinante” o más “estimulante” del camino científico. Por ello, es recomendable adentrarse en la investigación a través de campos de conocimiento que nos resulten cercanos, si por ejemplo los doctorandos emprenden sus trabajos de investigación sobre temas que ya conocen por haber formado parte de su itinerario curricular, tienen avanzado parte del marco teórico de manera adecuada y fiable, pues el referido conocimiento ha sido adquirido dentro del marco académico. Sin embargo, la consulta de manuales con la Teoría básica de las diferentes áreas, no debe eximir la tarea de actualización científica. Hoy día la facilidad de acceso a la información a través de Internet se convierte en un arma de doble filo, porque si bien resulta muy sencillo hacer búsquedas y obtener muchos resultados, no lo es tanto saber discriminar cuál es la información con el suficiente valor científico. En este sentido, hay que tener en cuenta dos aspectos: primero hay que hacerse preguntas adecuadas y segundo saber dónde acudir a buscar.
1.1. Planteamiento técnico de los términos de búsqueda
Es imposible realizar búsquedas de fuentes adecuadas si no sabemos qué queremos buscar, además estas preguntas se deben plasmar en el lenguaje técnico adecuado para que los buscadores “nos entiendan”.
Por ejemplo, si buscamos el término profesor*, el asterisco que trunca hasta 5 letras, podremos recuperar: Profesor, profesora, profesores y profesoras; o si buscamos: *cult* podremos recuperar: intercultural, intracultural, transcultural… Todas estas herramientas nos permiten plantear nuestras preguntas técnicas, por ejemplo:
(mujer* OR wom?n) AND (soci* NEAR america*)
Donde estamos buscando: mujer/mujeres o woman/women y social/ sociales/ sociedad/ sociedades/ sociological/ society… y american/ americana/ americano/ americanas/ americanos…
Disponemos de unas herramientas específicas universalmente consensuadas, son los operadores, que nos ayudan a plantear las preguntas técnicas a los buscadores, los más conocidos son los operadores booleanos (AND; “ “; OR; NOT; XOR) y nos permiten buscar la intersección de conceptos, el total de los mismos, aislarlos o excluirlos. Universalmente también se manejan los operadores de proximidad o sintácticos (NEAR; WITH) que complementan la orden de AND, según nos interesa que los conceptos que buscamos estén próximos o pegados. Así mismo resultan muy útiles los operadores de agrupamiento: ( ) y “ “, y los de truncamiento: ? * $ que nos sirven para sustituir letras, esto nos permite incluir en las búsquedas plurales y singulares, masculinos y femeninos, raíces y sus derivados…
El mundo digital ha hecho explosionar la tarea documental, por ello resulta tan útil conocer este lenguaje técnico que nos permitirá afinar las búsquedas.
1.2. Herramientas de búsqueda
Una vez que hemos creado nuestra pregunta de búsqueda técnica podemos acceder a los diferentes recursos: catálogos, buscadores, bases de datos… A continuación, se comenta cada uno de ellos basándonos en la biblioteca de la URJC.
Entre los catálogos más útiles en este contexto citamos REBIUN que incluye el catálogo de todas las bibliotecas de las universidades de España, y las principales instituciones de educación e investigación tales como el CSIC, agrupa unos 15 millones de referencias y se puede acceder a ellas mediante préstamos interbibliotecarios.
Entre los buscadores de recursos destacamos BRAIN, recordando que como tal buscador no tiene porqué incluir el contenido, pero nos permite localizar las referencias. En la opción de búsqueda avanzada, en el botón superior “Resultados”, nos permite agruparlos por: relevancia, reciente o antiguo. En la columna de la izquierda nos ofrece más opciones de filtrado que así mismo nos permiten afinar y delimitar nuestras búsquedas: texto completo, revisión por pares, por disciplina, por términos temáticos.


Entre los recursos electrónicos encontramos: las bases de datos y las revistas electrónicas. Las bases pueden ser generalistas o especializadas y sí nos permiten el acceso al contenido. La URJC actualmente tiene suscripción a las siguientes empresas bases de datos: PROQUEST, EBSCO, THOMPSON REUTERS y ELSEVIER que ofrecen una amplia variedad de bases de datos por ramas y áreas de conocimiento. Si para la construcción del corpus teórico resulta útil la consulta de manuales clásicos de las asignaturas, así como el repaso de los contenidos de los correspondientes temarios oficiales, para elaborar el estado de la cuestión es recomendable recurrir a los artículos de revista científicas, por ser este el primer eslabón de la producción científica y donde se publican los avances más recientes, la diferencia en este caso es que nos buscamos por términos sino que tenemos que conocer el título al que deseamos acceder
Ante la magnitud de referencias que los buscadores de recursos aludidos pueden ofrecernos y ante el riesgo de sentirse abrumado, es decir, perdido ante un océano de documentos, conviene recordar la Ley de dispersión de la literatura científica de Bradfort, sobre la disminución exponencial de rendimiento de ampliar la búsqueda de referencias, es decir, la decreciente eficacia de las nuevas búsquedas. La “traducción vulgar” de esta Ley viene a ser que el 80% de la información relevante se concentra en el 20% de los recursos. Esta Ley formulada en los años 30 del siglo XX toma pleno sentido, quizá incluso más, casi una centuria más tarde en plena era de la infoxicación o sobrecarga informativa. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), han permitido un acceso a la información en tiempos y cantidades tan ingentes e inimaginables hasta hace unos años, que la falta de una adecuada gestión ante la misma puede provocar un efecto similar al de la carencia de información: bien por exceso, bien por defecto una persona puede estar igualmente desinformada.


Se recomienda a los estudiantes centrarse en las principales bases de datos: WoS (Web of Science) y SCOPUS, ambas permiten acceder a la mejor bibliografía científica mundial, por ello se recomienda a los investigadores junior que concentren sus esfuerzos de búsqueda en ellas, salvo en circunstancias concretas que aconsejen el uso de las bases de datos especializadas.
También es cierto que los exigentes requisitos de inclusión de los textos en ambas bases a veces pueden limitar el acceso a referencias relevantes pero que no cumplen los estándares de un sistema no exento de ciertas críticas. Una de las limitaciones puede venir por el idioma, ya que los fondos de habla no inglesa son muy minoritarios en ambas bases. En caso de tener limitaciones con la lengua, es recomendable usar DIALNET, la mayor hemeroteca de artículos científicos hispanos en Internet.
El inconveniente de los recursos comentados hasta ahora, es que tienen un precio y que además no suele ser asequible, lo habitual es que las universidades y centros de investigación cuenten con inscripciones institucionales de las que se beneficia su comunidad, siempre y cuando se acceda desde ordenadores corporativos cuyas IP cuentan con el correspondiente permiso de acceso. Si por algún motivo no se cuenta con permisos de acceso a las bases de pago, también existen recursos de acceso universal, como vamos a ver a continuación.
Junto a los catálogos, buscadores y bases de datos, las bibliotecas universitarias ofrecen repositorios en abierto para hacer accesibles materiales no publicados, tales como los recientemente señalados: Trabajos de Fin de Grado o Máster e incluso Tesis de estudiantes, y otros como: memorias institucionales, apuntes de docentes, actas de congresos…etc. Es importante llamar la atención a las/os alumnas/os sobre el hecho de que estos u otros materiales de open access, no cuentan con el aval de un editor, es decir, que no han pasado tantos filtros de calidad científica como las revistas, los libros y otros materiales anteriormente comentados.
Todas las herramientas indicadas incluyen entre sus funciones dos de especial relevancia: la opción de citación y la de exportación, la primera suele estar accesible bajo un icono de comillas “ “ y la segunda de una carpeta de Windows. La opción de citación significa que proveen la referencia de la obra, escrita de manera completa tal y como debe constar en la bibliografía, la mayoría incluso, ofrecen varias alternativas siguiendo las normativas más habituales: APA, ISO 690, MLA. Por ejemplo:
APA
Sendín Gutiérrez, J. C., & Izquierdo Iranzo, P. (2008). Guía práctica para los profesionales de los medios de comunicación: tratamiento mediático de la inmigración. Madrid: Oberaxe y Dirección General de Integración de los Inmigrantes.
ISO 690
SENDÍN GUTIÉRREZ, José Carlos; IZQUIERDO IRANZO, Patricia. Guía práctica para los profesionales de los medios de comunicación: tratamiento mediático de la inmigración. Madrid: Oberaxe y Dirección General de Integración de los Inmigrantes, 2008.
MLA
SENDÍN GUTIÉRREZ, José Carlos; IZQUIERDO IRANZO, Patricia. Guía práctica para los profesionales de los medios de comunicación: tratamiento mediático de la inmigración. Madrid: Oberaxe y Dirección General de Integración de los Inmigrantes, 2008.
La función de exportación nos permite ir guardando en una carpeta todas las referencias encontradas que nos resulten de utilidad, e incluso posteriormente exportarlas. Es muy recomendable trabajar con un gestor de referencias, por ejemplo, con Ref Works, Mendeley o EndNote.
Podemos concluir que una labor exhaustiva de consulta de las fuentes adecuadas, esto es, científicas y no vulgares, nos permite empezar el recorrido científico de manera solvente. Primeramente, ayudándonos a definir objetos de estudio originales y relevantes y, segundo, permitiéndonos comprender el fenómeno de estudio de manera completa para abordar su posterior análisis. Si no se dominan los fundamentos de lo que se va a estudiar no se puede avanzar en ese conocimiento. Y si no se sabe hasta dónde ha avanzado un área de estudio o qué han hecho otros investigadores al respecto es posible que se duplique el trabajo y/o se desaprovechen datos válidos ya existentes, o incluso ser acusado de plagio.

También mencionamos lo que en este texto denominamos “las redes sociales académicas” como pueden ser Google Académico (Google Scholar) o Research Gate, en las que cada autor hace visible y/o accesible su obra de manera universal. En principio las referencias incluidas en el perfil de cada autor/a han sido previamente publicadas y cuentan con el “respaldo editorial” (aunque también existe la posibilidad de autoedición, y editoriales sin revisión de pares), pero también pueden incluir materiales inéditos, como por ejemplo una conferencia expuesta en un congreso, el avance de resultados de una investigación…etc.
En cualquier caso, la calidad real de lo publicado se determina al tiempo por el seguimiento y predicamento en la propia comunidad científica, esto autores que sigan o citen esa obra. Esta tarea de discriminación implica una determinada experiencia y conocimiento del área, por ello advertimos a los investigadores noveles de la conveniencia de acudir a fuentes acreditadas, extremo fácilmente comprobable al ver la cita de la obra y comprobar que existe una referencia editorial. Por tanto, en las plataformas de Open Access podemos encontrar recursos que ya han sido publicados o simplemente textos únicamente accesibles a través de esa ventana, son de éstos últimos de los que estamos advirtiendo al investigador inexperto. Así mismo Google Academics es una herramienta útil por ser de acceso universal y también porque permite hacer búsquedas temáticas: una vez detectado un ejemplar determinado, existe la opción de acceder a “textos relacionados”.
Es muy recomendable que los estudiantes de doctorado se abran perfiles en ellas, como una manera más de afianzar su presencia en el mundo académico.
1.4. La bibliografía
Todas las fuentes consultadas deben recogerse en el informe de investigación, bajo el epígrafe Bibliografía. Aunque el origen etimológico de la palabra está haciendo que el término resulte algo obsoleto, es cierto que sigue siendo la manera más habitual de nominarlo. Reciente y crecientemente se observan títulos alternativos tales como Fuentes, o complementarios como Webgrafía, sin embargo, las normas editoriales de las revistas científicas que sirven como modelo en estas cuestiones siguen indicando como parte de la estructura de los trabajos científicos la bibliografía, manteniendo su clásica denominación.
Así pues, la bibliografía refleja la fase documental y debe contener las principales referencias consultadas para elaborar el marco teórico, tanto el corpus teórico como el estado de la cuestión. Debemos incluir tanto aquellas que se han consultado en profundidad, como aquellas que son obras clásicas de referencia del campo abordado (y por ya conocidas no se han consultado, pero sí se aluden en nuestro trabajo), como las que representan los últimos avances del área y, por supuesto, las obras citadas en el texto. Si bien es cierto que, en algunas revistas científicas o publicaciones de congresos, por una cuestión de espacio, indican que únicamente se incluyan las referencias explícitamente citadas en el nuestro trabajo.
Queremos ahora llamar la atención sobre una cuestión de procedimiento relevante para los estudiantes. Sucede que en muchas ocasiones la bibliografía se realiza de manera mecánica, al final del proceso y bajo la presión del tiempo dado el inminente plazo de entrega.
Una bibliografía inconsistente, escasa y poco representativa del tema de investigación, no significa necesariamente el descarte del trabajo, pero sí augura un cometido deficitario desde la base. Por el contrario, una bibliografía sólida, consistente, adecuada en fondo y forma, anuncia un trabajo previsiblemente coherente y de calidad. Por todo ello se recomienda al alumnado que el apartado de bibliografía se realice en tiempo real, es decir, que se vayan incluyendo las nuevas referencias según se va accediendo a ellas.

2. Producción y divulgación científicas
La comunidad científica ha ido interiorizando la necesidad de transmitir los resultados obtenidos tanto a la propia comunidad como a nivel divulgativo. En relación al primer grupo de receptores existen unas pautas de producción científica que siguen rigurosas reglas, tanto que de su correcta aplicación depende la importancia y repercusión de su contenido, es decir, que el alcance de los resultados de una obra está supeditado al cumplimiento, no ya sólo de unas normas editoriales sino de unos arraigados códigos de producción que todas las personas que se introducen en el ámbito científico necesitan conocer. Las comunicaciones en congresos y los artículos en revistas científicas forman la piedra angular de la divulgación intracomunidad.
2.1. Congresos, simposios y seminarios
Intercambio científico entre expertos y entre grupos. No sólo es ocasión para conocer los “descubrimientos” (de las personas, de las ideas, de las bibliografías), sino, sobre todo, compartir la complicidad, con un número mucho mayor de agentes y actores. Internet no ha sustituido la necesidad de encuentros personales, sino que los ha multiplicado haciéndolos más sostenibles en el tiempo. Los contactos, menos efímeros, facilitan ahora la creación de grupos y las investigaciones comparadas y cooperativas.
Hay que tener presente que, ante la creciente necesidad de acreditar a un número elevado de investigadores, la asistencia a los congresos tiende a la masificación. Los “papers” de los congresos sirven para muy poco por la desigualdad de los méritos atribuidos a las actas de frente a los artículos en revistas especializadas. Vale más un paper en una revista mala que publicado en un congreso bueno.
2.2. Publicación en revistas especializadas
Las revistas se rigen por parámetros conocidos, que paulatinamente se han ido homogeneizando a nivel mundial, como no, siguiendo la estela de la ciencia anglosajona, así, por ejemplo, las normas de la APA (American Psychological Association), se han ido imponiendo como referente global de las publicaciones científicas.
A esta normatividad editorial y de estructuración de contenidos, unimos como reglas del juego de la publicación: la evaluación por pares y la citación. Si bien la primera es periódicamente cuestionada, la realidad es que la revisión ciega por pares es como la democracia, un sistema imperfecto en muchas ocasiones, pero el mejor encontrado hasta ahora para su cometido. La citación como medida de reconocimiento y calidad de lo publicado también es acusada en ocasiones de perpetuar la endogamia, pero nuevamente es la fórmula más solvente con la que contamos en la actualidad para medir la solidez del trabajo realizado, mediante la repercusión en el trabajo de otros colegas. Las mencionadas bases de WoS y Scopus son las referentes de citación, concretamente ANECA usa los sistemas métricos de impacto de WoS.
2.2.1. Estructura básica para la redacción de artículos científicos
Una estructura básica para la elaboración de artículos consta de tres partes bien diferenciadas (Véase Figura 21). En la primera parte destacan los datos de identificación: título, autor, resumen y palabras clave; en la parte central está prácticamente el cuerpo del informe de investigación: introducción, marco teórico (estado de la cuestión), objetivos e hipótesis, metodología, desarrollo (hallazgos, análisis, resultados), discusión y conclusiones y bibliografía. La parte final está compuesta por los anexos.
-Título: debe reflejar con claridad el contenido de la investigación, esto significa que debe reflejar el tema general en la que se inscribe el análisis, aunque también debe especificar los detalles de las acotaciones espacio temporales. No debe superar las dos líneas.
-Autor: Tras el nombre del autor puede aparecer el link [CV] (añadir breve CV de cada autor). De ser posible debe aparecer link [ORCID] y se envía ya enlazado el código de cada autor. También [GS] enlazada al perfil personal en Google Scholar de cada autor. Índice H (personal) de cada autor. ORCID (Open Researcher and Contributor ID) pretende garantizar la distinción inequívoca de la producción académica de los investigadores y ser un método efectivo para poder enlazar las actividades de investigación referenciadas en diferentes sistemas de información. Índice H de Hirsch es un sistema de medida que permite detectar a los investigadores más destacados dentro de un área de conocimiento.
-Resumen: entre 120 a 150 palabras (varía). Aportar información suficiente, en especial si se lee de forma separada. Se recomienda seguir la estructura, (introducción, metodología-desarrollo, resultados, conclusiones.
-Palabras clave: de uso frecuente y conocidas. No más de seis. Se puede utilizar algún sintagma (frases), sin abusar. Conviene usar Tesauros universales tales como el de la UNESCO o ERIC. Con respecto a las abreviaturas, solo deberán utilizarse las universalmente aceptadas. (Consultar: Units Symbols and Abbreviations).
-Introducción: que realmente introduzca al contenido de la investigación. No es una introducción al tema ni al estado del arte. Su estructura se corresponde con la organización del contenido y alerta al lector de lo que se va a encontrar de principio a fin.
-Marco teórico (estado de la cuestión): Fundamentos teóricos sólidos, breves y coherentes (no hay necesidad de ser profusos ni confusos).
-Objetivos e hipótesis: Definidos anteriormente como elementos brújula que ayudan a no perderse, a mantener la dirección adecuada. Para las hipótesis también añadimos la metáfora del sacapuntas, es decir, así como el lápiz en un momento determinado necesita de un sacapuntas para seguir escribiendo, una investigación también necesita revisar las hipótesis para seguir avanzando.
-Metodología: procedimientos claramente descritos y justificados (técnicas cuantitativas y/o cualitativas) con variables bien definidas. Herramientas variadas adecuadas al objeto de estudio. Para ayudar a la comprensión de la utilización de las técnicas a utilizar, comparamos al investigador con un fontanero puesto que este observa una avería y en función de la solución que espera alcanzar acude a su caja de herramientas y selecciona el utensilio más apropiado para resolver el problema. Más o menos de la misma manera el investigador debería elegir las técnicas disponibles en función del problema que intenta analizar.
-Desarrollo: aquí están los hallazgos, los resultados concisos y precisos, correlacionados con las hipótesis, correctamente presentados en términos estadísticos si fuera el caso. Es la sustancia de la investigación, el jugo, la aportación real y concreta, el fruto del trabajo.
-Discusión: Se discuten los resultados, las aportaciones y no otra cosa. Aquí se pueden describir las limitaciones, el camino que falta por recorrer, hacia dónde apunta la investigación si se continuase.
-Conclusiones: Claras y concisas, incluyendo auto-evaluación, descripción de limitaciones y proyecciones, sin nuevas citas. Son la síntesis de los resultados, la comprobación o verificación de las hipótesis. Breves y muy atractivas. Es una de las partes que más se leen de los artículos, comunicaciones, tesis doctorales e informes.
-Bibliografía: Pertinente, completa y actualizada, sin ausencias notables ni obsolescencia manifiesta. Atención especial a las revistas científicas universitarias; presencia de entradas en lengua inglesa. Al menos el mismo número de referencias que páginas tiene el artículo y que una buena parte sea en inglés. El 70 % de las entradas bibliográficas de los últimos años. Al menos la mitad de las entradas son de revistas académicas universitarias. Las auto-citas [citas del autor o autora del artículo] o autorreferencias [citas a otros artículos publicados en la misma revista] no deben ser superiores al 20 %. Web: Añadir enlace y la última fecha de consulta.
-Anexos: complementos de información útiles y pertinentes en cualquier investigación pero que no siempre conviene colocar en la parte central del informe de investigación. Se trata de documentación que amplía el contenido de la investigación y que ayuda al lector a conocer más de cerca el contenido mencionado en el cuerpo del informe. Hay muchas clases de anexos: tablas, cuadros, entrevistas, fotografías, esquemas, gráficos, etc.
Conclusiones

Cierre del curso
Bibliografía
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- _____(2018b): Proceso lógico, metodológico y expositivo. Apuntes básicos de la asignatura Métodos de investigación en comunicación (II). Albacete: Editorial UNO.ISBN: 978-84-17256-44-9.
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